Amalia López Cabrera (1838-1899), natural de Almería, fue la primera fotógrafa de España.
Aunque nació en la capital almeriense, marchó muy joven a Jaén. Allí se casó a la edad de 20 años con Francisco López Vizcaíno, propietario de una conocida imprenta, que se casaba en segundas nupcias y ya tenía tres hijos.
Aprendió el oficio de Ludwik Tarszénski Konarzenski, el conde de Lipa, capitán del ejército polaco que adquirió sus conocimientos en Francia y parece ser que precisamente por sus trabajos de fotografía obtuvo el título de conde del monarca francés. Este interesante personaje se trasladó a España y se ganó el favor de la Corona. Fue fotógrafo de cámara de Isabel II y de la Reina María II de Portugal. Se movió mucho por la Península y una de sus paradas fue Jaén, donde dio clases de fotografía.
A principios del año 1860, Amalia abre su estudio en el número 2 de la calle Obispo Arquellada, donde estaba situado el domicilio familiar y la imprenta de su marido. Rotula las cartulinas de sus fotografías con el nombre "Amalia L. de López". Es pionera en España, aunque en la misma época fotografiaba en Barcelona otra mujer, Anaïs Napoleón, ésta en compañía de su marido y dejaría el oficio cuando el hijo de ambos se unió al negocio. Al terminar esa década (1868) regentaría estudio en Sevilla Pastora Escudero, y en 1869, Luisa Dorave en Málaga.
Inserta un anuncio en un periódico local, El Anunciador de la provincia de Jaén:
Gabinete Fotográfico. Calle Obispo Arquellada 2. Retratos. Grupos. Reproducciones. Vistas. Se han obtenido todos los adelantos recientes en este establecimiento, que podrán ver las personas que lo favorezcan en un álbum donde se han colocado algunos trabajos nuevos. No se entregan retratos si no satisfacen a las personas interesadas. Se sacan fotografías en todos los tamaños.
Hay una colección de fotografías en tarjeta compuesta de cuadros de Murillo y Rafael, vistas de la Catedral de Jaén, reproducciones de imágenes veneradas y retratos de personajes distinguidos, etc., etc.
Horas de trabajo desde las diez a las dos de la tarde. Se hacen retratos aun en los días nublados. Tiempo de exposición casi instantáneo.
16 de febrero de 1866
Se dedicó básicamente a retratos de familia, niños, señoras adineradas e incluso de difuntos; además de tarjetas de visita, muy de moda en la época entre la sociedad burguesa, que llegaban hasta a coleccionarse en función de la celebridad del propietario. No obstante, cuando cerraba las puertas de su estudio se dedicaba a la investigación y probablemente añoraba la libertad que tenían los hombres para poder viajar y hacer otro tipo de fotografía. Prueba de ello es su participación en un concurso nacional celebrado en 1868 en Zaragoza. Sin embargo, en septiembre del mismo año acompaña a su marido a Madrid, donde se establecen, y se pierde toda referencia profesional de Amalia. Moriría en Madrid en 1899.
Conde de Lipa y su familia, fotografiados por Amalia López (Archivo H. Luike)