sábado, 5 de octubre de 2013

Andaluces ilustres: Dando forma a lo celestial

Luisa Ignacia Roldán Villavicencio (1652-1706), natural de Sevilla, conocida popularmente como La Roldana, fue una de las principales figuras de la escultura del Barroco.

Su obra tuvo una temática religiosa, siguiendo las directrices del Concilio de Trento de humanizar el arte de las imágenes con objeto de acercar la religión al pueblo. Realizó esculturas de tamaño natural para procesionar, en madera o de barro cocido con policromía, así como también otras de pequeños grupos de devoción para particulares y conventos, y numerosos belenes en terracota de estilo italiano.

Hija del prestigioso escultor Pedro Roldán, siendo la cuarta de nueve hermanos. En el productivo y afamado taller de su padre trabajaron sus tres hijas, además de numerosos operarios. Luisa destacó rápidamente sobre sus hermanas.

Se casó a los 19 años con Luis Antonio Navarro de los Arcos, aprendiz de escultor (y futuro colaborador en su obra), aún con la oposición de su padre, que no asistió a la boda. Las relaciones con su padre debieron mejorar porque constan colaboraciones posteriores entre ellos.

En Sevilla vivió una etapa de aprendizaje y realizó sus primeras obras, se le atribuyen la Virgen de la Regla, la Virgen de la Macarena o La Virgen de la Estrella.

En 1686 se traslada a Cádiz para realizar diversos trabajos encargados por el cabildo municipal y el catedralicio, como las esculturas de San Servando y San Germán, actualmente en una capilla de la catedral de Cádiz. En la de San Servando se encontró un documento que decía "diseñado por Pedro Roldán, hecho por Luisa Roldán y dorado y estofado por Luis Antonio de los Arcos".

Tras dos años, la familia se traslada a Madrid, buscando reconocimiento oficial y una mejor situación económica. Realizan pequeños grupos escultóricos con los que van tirando. Espera que el rey Carlos II la nombre escultora de cámara, posiblemente gracias a la protección de Cristóbal de Ontañón, mecenas artístico y ayuda de cámara del rey. Este nombramiento llega por fin el 15 de octubre de 1692, aunque no va acompañado de beneficio económico, los trabajos estan mal pagados y tiene dificultades para cobrar. Pide varias veces por escrito que mejoren su situación: "por estar pobre y tener dos hijos, lo paso con grandes estrecheces pues muchos días falta para lo preciso para el sustento de cada día".

Una de las obras más conocidas de esta época es el Arcángel San Miguel con el diablo a sus pies, con destino a la decoración del monasterio de El Escorial. Se cuenta que Luisa se autorretrató en la cara de San Miguel y puso el rostro de su marido al demonio.


También es suyo un relieve de la Virgen de la leche que se encuentra en la catedral de Santiago de compostela, posiblemente regalo del rey a su prometida Mariana cuando llegó a España.

En el año 1700 muere Carlos II y le sucede Felipe V. Luisa presenta al nuevo rey dos obras y le envía solicitud para que la nombre nuevamente escultora de Cámara, al tiempo que le pide "casa para vivir y ración para mantenerse ella y sus hijos... pongo en consideración de Vuestra Majestad, que lo que sabe lo ejecuta en piedra, en madera, en barro, en bronce, en plata, y en otra cualquier materia". Las peticiones continuaron hasta que en octubre de 1701 le es concedido el nombramiento.

El 5 de enero de 1706, encontrándose pobre y muy enferma, redacta una declaración de pobreza y testamento para suplicar ser enterrada en la iglesia de San Andrés de Madrid, como así se hizo. Hoy día, sus trabajos están repartidos en templos o conventos religiosos de toda la geografía española, además de en colecciones particulares o en museos de Londres, Los Angeles o Nueva York.

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