La ciudad malagueña de Ronda estuvo ocupada por las tropas napoleónicas durante dos años y medio (1810-1812), en el contexto de la guerra de independencia iniciada en 1808. Ante esto, muchos rondeños se rebelaron y se echaron al monte para luchar como guerrillas contra los invasores, creándoles un problema muy serio que nunca fueron capaces de controlar.
Se estima que la Serranía de Ronda pudo albergar unos 15.000 guerrilleros durante ese periodo de tiempo, lo que suponía un 25% de la población de la Serranía; y que las bajas francesas llegaron a una cifra similar, unas 15.000 bajas. Hay que tener en cuenta que en este enclave no tuvo lugar nada parecido a una batalla, sino continuas emboscadas. En septiembre de 1811 los franceses llegan a enviar 10.000 soldados a la Serranía para acabar con los sublevados, sin consecuencias.
Curiosa e ilustrativa resulta una orden donde se les llama "bandidos" y se dan instrucciones para tratar de combatirlos:
La facilidad que tienen los bandidos de ocultarse a los lados de los caminos detrás de paredes o zarzales, dando lugar frecuentemente a los accidentes que acontecen, está mandado a los Comandantes de Plazas y acantonamientos, que inmediatamente tomen medidas para hacer arrasar en los campos, a un distancia de 50 toesas* hacia cada lado de los caminos y comunicaciones frecuentadas, las paredes, matorrales y desigualdades de terrenos que puedan prestar abrigo a los malhechores; los escombros que de ellos resulten podrían servir para allanar o componer los caminos.
Cuando se haya provocado que un cortijo ó una casa aislada sirva de asilo a los bandidos, serán inmediatamente arrasadas, y los individuos que allí suelan habitar serán arrestados y entregados a la Justicia.
Los Sres. Generales Gobernadores de Provincias darán órdenes en virtud de estas disposiciones, de las cuales asegurarán la ejecución, y darán parte a las administraciones locales, encargándoles que concurran a su ejecución.
Cuartel General del Puerto de Santa María, 4 de Noviembre de 1810. Firmado Mariscal Duque de Dalmacia.
* Antigua medida francesa de longitud, equivalente a 1,946 metros.
Esta vida de guerrillero proscrito no era apropiada para las mujeres, así que contribuyeron a la causa de otras formas. Los encantos de las jóvenes rondeñas sentenciaron a algunos soldados franceses, tras seducirlos y llevarlos a lugares apartados donde caían en emboscadas concertadas. Aunque la principal e importantísima aportación de las mujeres fue el espionaje. Mientras barrían, servían o paseaban, recopilaban información vital que pasaban a sus paisanos, que no eran otros que sus maridos, hermanos o vecinos.
Fotograma de la película "Carmen la de Ronda" (1959)
No todo fueron engaños y traiciones. Llamativo es el caso del sargento francés Pedro Depon (o Depa, según las fuentes), un enamorado correspondido que se pasó al bando español y evitó una matanza. Cuando los franceses recibieron la orden de abandonar la ciudad a mediados de 1812, planearon hacer estallar toda la pólvora y proyectiles que no pudieran llevarse, preparándola y ocultándola. Depón dio aviso a las autoridades españolas y evitaron la masacre que hubiera supuesto la voladura de todo el barrio de San Francisco. Aunque el desconocimiento de un segundo foco más pequeño hizo imposible evitar una explosión que acabó con la vida de algunos vecinos y derribó varias casas.
El Ayuntamiento recompensó a Depon económicamente y le regaló un traje nuevo para su boda, según consta en las actas del Municipio.
La historia inspiró la película "Carmen la de Ronda" (1959), protagonizada por una jovencita Sara Montiel.
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