Al-Andalus, la parte de Península Ibérica dominada por los musulmanes y del que recogería su nombre Andalucía, es difícil de delimitar, ya que fue cambiando tanto en superficie como en organización. Pasó de ser una entidad unificada en la época omeya a fragmentarse en multitud de reinos de taifas e ir perdiendo terreno frente a las conquistas cristianas.
Vamos a ceñirnos al momento de auge durante el califato omeya en el siglo X.
Al-Andalus se divide en "coras" o provincias. Estas unidades territoriales tenían una finalidad gubernativa, militar y fiscal. La capital se fija, como hicieron los romanos, en Córdoba.
Fuente: Atlas de la Historia del Territorio de Andalucía.
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