miércoles, 27 de noviembre de 2013

Es historia: el milagro científico de Sevilla

En el siglo XVII se vivió en España una era de decadencia científica. Mientras en el resto de Europa surgían nuevas corrientes de investigación y métodos de trabajo, nuestro país seguía anclado en las doctrinas tradicionales. Como mucho se consideraba que la ciencia moderna aportaba algunas rectificaciones a nivel de pequeños detalles, que no afectaban a la validez general de los métodos clásicos. Aunque la tónica general era rechazar de plano todo lo nuevo, negando la evidencia de la lógica.

En el año 1697, surge en la capital hispalense lo que Gregorio Marañón llamaría más de doscientos años después "El milagro de Sevilla". Un grupo de siete médicos renovadores comienza a reunirse en una tertulia, se trataba de: Juan Muñoz y Peralta, Miguel Melero Ximénez, Leonardo Salvador de Flores, Juan Ordóñez de la Barrera, Miguel de Boix, Gabriel Delgado y el farmacéutico Alonso de los Reyes. Con el tiempo sería conocida como la “Veneranda Tertulia Hispalense médico-química, anatómica y matemática".

En palabras del propio Marañón, en su conferencia en la Real Academia de Medicina en 1934:

Yo quiero dedicar un recuerdo, en este centenario, a la primera Academia científica española, hoy demasiado olvidada: la Real Sociedad de Medicina y demás Ciencias, de Sevilla. Fundáronla, en 1697, siete hombres de buena voluntad, que, como dice Menéndez y Pelayo, fueron los adelantados en la lucha contra el dogmatismo. Aún no había entrado en España, con la pompa latina de los Borbones, el viento francés, henchido de novedades y de audacias. Todavía reinaba, aunque ya era casi una sombra, Carlos II, rodeado de fantasmas que obturaban cuidadosamente cuantas rendijas permitieran que entrara en la Península el aire y la luz de fuera. Y, sin embargo, estos hombres quijotescos, entre rosas y naranjales, en plena Andalucía, donde el letargo no necesita estímulos para dar de sí toda su eficacia negativa, inventan una Sociedad, para hacer progresar la ciencia, con carácter resueltamente cismático y rebelde frente a la dogmática Universidad.

Estas reuniones tenían lugar en casa de Juan Muñoz y Peralta, próxima a la iglesia de San Isidoro, que había renunciado a su cátedra en la Facultad de Medicina de Sevilla, disconforme con los anticuados métodos universitarios. Fue en la propia Universidad donde encontraron al enemigo. Anclada en los clásicos, solicitó la supresión de la tertulia bajo la acusación de pretender introducir doctrinas modernas con la finalidad de derribar la aristotélica y galénica, que siempre habían sido las oficiales y católicas. Sin embargo, las autoridades desoyeron la petición y permitieron que se siguieran celebrando las reuniones.

Juan Muñoz y PeraltaEstos médicos tenían ideas progresistas, eran defensores de la química médica. Por ejemplo, Muñoz y Peralta defendía el uso de la quina en las fiebres intermitentes y el empleo del antimonio como medicamento. Es detacable también que en una de esas reuniones, en 1698, Ordóñez de la Barrera (que, además de médico, fue artillero y clérigo) usó el microscopio por primera vez en Sevilla (posiblemente también en España).

Con el apoyo de otros médicos innovadores residentes fuera de Sevilla, fundan en 1700 la primera sociedad científica de España, la “Regia Sociedad de Medicina y demás Ciencias”; aprobada por el rey Carlos II, con la oposición de la Universidad. Posteriormente también contaría con la protección de Felipe V. Entre sus ordenanzas se incluía la realización de sesiones de anatomía con cadáveres en los hospitales, lo que puede ayudarnos a "entender" el rechazo de alguna parte de la sociedad en aquella época. La Regia Sociedad jugaría un papel fundamental en la discusión y difusión de las nuevas ideas científicas en química, botánica, anatomía, óptica, electricidad, acústica, hidráulica,...

Destacable resulta también que en una de las reuniones de la Regia Sociedad, en 1765, el médico sevillano Sebastián Guerrero emplea el término tejido como expresión de unidad elemental hística. En ese momento faltan 6 años para que nazca Xavier Bichat, el médico francés al que se le atribuye la introducción del concepto tejido en biología.

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